Cuando se trata de hablar sobre los inmigrantes en un país,
la clara cultura progresista predominante de las personas incluso en la gente
que se reconoce como supuestamente de derecha es totalmente agresiva y por lo
general no se puede conversar seriamente, muchas caricaturas salen a flote, las
más comunes son “xenófobo” y por supuesto “neonazi” tratando de aislar y
clasificar como “extremistas y discriminatorios” los puntos de vista de los más
conservadores en este tema específico.
Cualquier economista incluyendo a los keynesianos sabe que
en la economía existen recursos limitados frente a necesidades ilimitadas, de
los socialistas no estoy seguro porque la mayoría de ellos simplifica la
capacidad empresarial humana a un “montón de datos que deben ser ordenados y
anotados”, teniendo claro esto podemos darnos cuenta que migraciones totalmente
descontroladas son imposibles dentro de los recursos y puestos de trabajo escasos
incluso en el mejor sistema económico que se ha probado en la realidad, el
sistema de libre mercado.
Dicho esto mi problema con la “inmigración ilegal” no es una
cuestión xenófoba es algo de números y estructuras ordenadas de acuerdo a las
necesidades de quienes llegaron primero y viven hace más tiempo en un lugar.
Aunque reconozco que un grupo en particular de inmigrantes me molesta, estos
son los islamistas fundamentalistas, pero sólo porque tengo mis aprensiones acerca de la “religiosidad”
de estas personas, tienen un sistema político y judicial claramente
intolerante, muy agresivo comparable al nacional-socialismo, es decir tampoco
es producto de una xenofobia, mis aprensiones no se extienden a musulmanes
pacíficos, sino al islam como sistema político en particular, abrirles las
puertas en un 100% a una de las corrientes principales del islamismo es similar
(según los antecedentes de terrorismo y abusos sistemáticos totalitarios que he
leído) a abrir todas las puertas y ventanas a los criminales nazis.
En este punto me pregunto cómo podemos enfrentar los
problemas que traen ciertos grupos de inmigrantes, que según lo que pienso son
posibles amenazas a la libertad limitada existente en Chile y además que la
economía no soportaría algo tan descabellado pero posible si ocurre un desastre
en su territorio como que el gobierno socialista decida exterminar a la
población porque prohibieron el dinero (suena descabellado pero esto ocurrió
con el comunismo en Camboya) y por esta razón toda la población de Bolivia se
venga a vivir a Chile. En los “estados democráticos” la mayoría de las personas cínica-mente se opone a las decisiones que discriminan, si el mundo fuese
perfecto la discriminación no existiría, pero como no es perfecto podemos
oponernos y castigar fuertemente la agresión, la discriminación en ciertos
casos es necesaria (por muy repugnante que parezca). ¿Acaso su madre no
discriminó cuando les dijo que no se juntaran con esos niños porque hacían
cosas violentas? ¿Uds. No discriminan
cuando deciden que no van a salir con un gordo u alguien de estatura baja? ¿No
discriminan cuando deciden que no entren mendigos y ebrios a sus propiedades?
El sistema estatista nos ha hecho creer que todos podemos
ser iguales en acceder a los mismos bienes y servicios pero tal cosa no es así,
la “cuestión migratoria” tiene que ser analizada y abordada como un “micro-fenómeno”
quienes mejor conocen la economía local son los empresarios y consumidores
existentes en la diversidad de ciudades en Chile, en ningún caso el gobierno de
manera centralizada debe decidir cuantos inmigrantes pueden ingresar y quedarse
viviendo en Chile, los ciudadanos privados saben mejor que los burócratas hasta
donde llega el soporte de su economía local, si existen inmigrantes que al
venir crean riqueza obviamente no tendrían problemas en quedarse, si hay otros
que contactaron empresarios que están dispuestos a contratarlos tampoco existe
problema en que se queden, mientras sean personas independientes capaces de
contribuir sanamente a la economía local las puertas están abiertas, pero no
para todos, porque la frontera de posibilidades de producción no es infinita.
Este pensamiento claramente me diferencia del 99% de los
libertarios chilenos, tomo distancias con ellos en este sentido y me declaro
conservador debido a que en este tema de política pública los libertarios, al
igual que los socialistas pero por motivaciones en algunos casos distintas (en
otros casos ambos debido al progresismo cultural dominante) están plenamente de
acuerdo en fronteras totalmente abiertas, me imagino que estas personas están
dispuestas a recibir en sus casas a 10 africanos y 100 chinos, aunque esto
parezca caricatura la nación es como un hogar el cual debemos cuidar con un
territorio acotado y con recursos limitados, ni mi mejor amigo está dispuesto a
aguantarme un mes viviendo en su casa y esto es por una razón, nadie debería imponernos
de manera coactiva qué estilos de vidas debemos aceptar en nombre de la antidiscriminación,
somos libres de decidir con quién vivir y con quienes nos rodeamos.
La única diferencia entre socialistas y libertarios que
quieren fronteras totalmente abiertas para la población extranjera, es que los
socialistas quieren incluir “derechos” con el dinero de los contribuyentes en
el pack antidiscriminatorio, los libertarios en nombre de la economía libre
están dispuestos a que entren y se queden viviendo narcotraficantes.
La Aldea en ningún caso debe ser global, son un conjunto de
identidades nacionales -lo cual es muy distinto al aparato estatal centralizado-
que han sobrevivido a lo largo del tiempo, por algo Chile existe como nación,
si todos los nacionales en algún momento se ponen sabios y deciden optar por un
sistema minarquista de libre mercado como organización política los primeros en
adquirir la mejor calidad de vida de ese gran sistema deberían ser por
justicia, los nacionales.